Hay un género de cine que siempre
debe estar presente en la temporada de premios; la biopic. Hay veces que tiene
buena suerte y termina ganando estatuillas, porque –hay que reconocerlo-, la
academia ama premiar a actores haciéndola de otros actores/artistas (de
preferencia atormentados). Casos tenemos infinidad, desde pelis sobre Judy
Garland, biografías de cantantes como Freddy Mercury, Elton John,
Elvis, etc., hasta un nuevo subgénero, el de los directores contando su
infancia (Cuaron, Almodóvar, Spielberg, Branagh). Bueno, este año en esa línea tenemos
“MAESTRO” la “vida” del director de
orquesta y compositor Leonard Bernstein, una de las figuras más representativas
de la música de orquesta de Estados Unidos, la cual llega de la mano de Bradley
Cooper, quien funge como Director, escritor, productor y protagonista de esta
cinta.
Leonard Bernstein era un genio
que siempre se mantuvo entre 2 mundos; la música de cámara y las composiciones más
pop para cine, incluso esa dicotomía –dicen- estuvo a punto de generarle
esquizofrenia y por ello nunca terminó de sentirse realmente bueno en alguna de
esas 2 esferas. Luego tenemos a Bradley Cooper, quien ha crecido enormemente y
se ha convertido en un gran actor (aun creo que él debió ganar por “a star is born” y no el palmazo de Rami
Malek), para hacerla de Felicia Montealegre -la culta e independiente esposa de
Leonard- está Carey Mulligan, otra gran actriz que nos ha dado verdaderos papeles
de lujo como en “hermosa venganza, “enseñanza
de vida” o “shame”. Además, la producción
tiene nombres como Spielberg (amigo personal de Bernstein) y Scorsese, lo que
demuestra lo consolidado que se encuentra Cooper. Así pues, con todas esas
credenciales uno esperaría que “MAESTRO”
sea un trancazo… y pues no, algo pasó al juntar tantos talentos que terminó por
perder forma a muchos niveles y al final de todo no es más que un melodrama
cursi y lleno de clichés. Se deja de lado toda la obra del compositor y a su
legado se le dedican un par de minutos para centrarse en su vida sexual y la
incapacidad para poder expresarla abiertamente en el Hollywood de los 70s,
aunado a ello, todo el drama se ensalza con la enfermedad terminal de la
coprotagonista para así, darnos una cinta melosa, soporífera, tediosa y por
muchos momentos larga y castrante. Tiene todas las escenas de una telenovela; gritos
innecesarios en una sala de estar, jarrones rotos, muertes con música incidental
ridícula, personajes caricaturescos y pelucas que seguramente sacaron del set
de “cuna de lobos”, y, así pues, al
final las actuaciones a pesar de ser buenas, se convierten en irrisorias y la
cinta termina siendo más del catálogo de hallmark
chanel que de Venecia (aunque se haya presentado ahí).
Hay muchas cosas que en otro
momento podrían haber funcionado; su fotografía y la edición son de lo más rescatable,
pero lo que más le juega en contra a Cooper, es él mismo, pues en su deseo de
lograr acumular laureles, terminó por darnos un plato de edulcorante para
despistar a la academia, vaya, que a leguas se nota su “hambre” por lograr un premio
y aunque talento no le falta, descaro tampoco, así que apuesta por la fórmula
infalible del drama a lo Victoria Ruffo –que le funcionó a medias, pues las
nominaciones si las logró- dándonos así, una cinta que por alguna extraña razón
se coló entre las más nominadas este año, pero que eso si, difícilmente se hará
de un premio, por lo que únicamente acaparó lugares que debieron ser para alguien
más (el de actriz por ejemplo pudo ser para Greta Lee).
En fin, no hay mucho más que
quiera decir más que eviten esta cinta o úsenla como ruido blanco en una noche
de insomnio. Así que mi reseña solo es para cumplir la cuota de hablar de las
10 nominadas a mejor película.
Kone Arrevillaga
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