"PRISCILLA"


 Luego de su estreno -y triunfo a mejor actriz- en el pasado festival de cine de Venecia, por fin llegó a salas de cine mexicano “Priscilla”; el último trabajo de mí siempre amada Sofía Coppola, en donde nos relata la historia de emancipación de Priscilla Ann Beaulieu Presley, la esposa del rey del rock and roll y de la que mucho se ha dicho, pero que en esta ocasión es su propia versión la que habla, ya que el guion está basado en sus memorias.


Si algo tiene Sofía Coppola –y que por ello es de mis directoras favoritas- es que maneja con gran destreza la soledad y el desamparo pero sin caer nunca en clichés, sino que logra tejer escenas de tristeza y melancolía atadas a situaciones de la vida cotidiana que fácilmente conectan con el espectador, así pues, uno puede identificarse con personajes con quien de otro modo seguiría viendo lejanos, como María Antonieta o en este caso Priscilla.


Ya desde el primer momento sabes que se trata de la historia de una chica trofeo, a quien su pareja solo ve como algo para lucir, no en vano las tomas suelen ser fraccionadas; vemos sus pies, sus manos, sus ojos y sus labios… es hasta después cuando vemos su cuerpo completo, ello créanme no es casualidad, pues Sofia sabe proyectar el peso del cuerpo como moneda de cambio, pero tampoco es que nuestra estrella lo sufra, peor aún, tiene tan normalizado ese actuar que para ella –y toda una sociedad- era común que su función fuese la de una muñeca de aparador frente a un novio y posteriormente esposo de la talla de su amado. Y es justo ahí donde logramos humanizarla y vemos esas actitudes que hoy día llamamos “red flags” pero que incluso nosotros hemos vivido -y en mi caso hasta he dejado pasar-, el problema con eso es que las banderas casi nunca ceden, pero casi siempre se propagan cual peste hasta que uno corta de tajo aun con todo el dolor que ello implica, Priscilla eso lo retrata muy bien.

Estamos pues ante una cinta intimista, alejada de la parafernalia que resulta cuando pensamos en Elvis, este es un retrato de una Graceland mayormente vacía o repleta de la pandilla del rey del rock, pero nunca el hogar de un matrimonio con una hija, es el retrato perfecto de una jaula de oro y de cómo el gorrión que en ella habita debe buscar la forma de escapar y volar por cuenta propia, nos exhibe a una chica curiosa, inquieta, pero al mismo tiempo dominada y hasta violentada debido a esas ansias de crecer.


Lo que el director de fotografía Philippe Le Sourd hace con las tomas es romanticismo puro, gran parte de los fotogramas tienen más peso que los diálogos mismos y son las bien marcadas miradas de Priscilla las que llevan el hilo conductor, desde las escenas iniciales donde se delinea por primera vez hasta momentos donde es más importante el pegamento de su pestaña postiza que cualquier otra cosa, poniendo en evidencia el tedio que nuestra bien actuada protagonista lleva en sus diminutos hombros. Y, por otro lado, Stacey Battat -la diseñadora de vestuario de cabecera de Sofía Coppola- se encuentra en uno de sus mejores momentos, usando las faldas tableadas para narrar la inocencia de Priscilla y los trajes Chanel para mostrarnos la madurez. Y es así como la cinta es narrada a través de la ropa, de la música y de las tonalidades, haciendo que todo funcione y posicionando a Sofía en lo que algunos han llamado “su mejor película”, personalmente creo que “Lost in translation” siempre tendrá ese lugar, pero la batalla cada vez es mas cerrada y en gran medida es por el ojo que la directora tiene para escoger a sus protagonistas, ya que en este caso Cailee Spaney da cátedra de actuación, siendo parsimoniosa mientras nos muestra la ruptura de un personaje, detona fortaleza y delicadeza al mismo tiempo y claro que ello se verá en la siguiente temporada de premios.

En todo caso, lo único que podría resultarle en contra es el toque puritano que la directora suele tener, pues una de las luchas constantes de la protagonista es con la sexualidad que su marido le ha reprimido y siento que por ahí pudo haber explorado mas y romper esa linea de "no sexo" en sus cintas, pero entiendo que ello va en contra de su propio manifiesto. 

"Priscilla" estrena en salas de arte, por lo que las copias serán reducidas, así que corran a buscarla o bien, tengan la certeza que en unas semanas la verán en el catalogo de MUBI.



Kone Arrevillaga

 




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