"CRÍMENES DEL FUTURO"
Para mí, pensar en el cine de
David Cronenberg es pensar en dos momentos muy específicos de mi vida; mi niñez
y mi vida universitaria. Recuerdo que de niño una de mis cintas favoritas era “the
fly”, -ni siquiera recuerdo cuantas veces la vi-, pero luego de enamorarme
de ella, mi papá me alquiló “videodrome”
y “la zona muerta”, esa trilogía la vi cientos de veces junto a mi
hermana (aunque “la zona muerta” siempre la pensé en el combo de Stephen King y
no de Cronenberg, pero me permitió familiarizarme con el director). Luego, como
estudiante de psicología y posteriormente de psicoanálisis, hay películas que terminé
analizando en clase; “spider” para hablar de esquizofrenia, “un método
peligroso” para narrar la historia de Freud y Jung, y “crash” para presentar
las parafilias y perversiones; todas y cada una de ellas las expuse y terminé exentando
en más de una ocasión (el cine siempre salvándome), así pues, el canadiense enriqueció
mi niñez y posteriormente mi paso como estudiante, y a decir verdad, su cine
siempre me ha parecido cercano, puede que sea transgresor, excéntrico, poco
convencional, pero a mi me ha permitido explicarme muchas de las acciones de la
sociedad, por lo que cada film suyo me resulta un agasajo. Recientemente “Cosmópolis”
y “mapa a las estrellas” sirvieron para darle un refresh a su cine y además tales
películas nos demostraron que Robert Pattinson sabe actuar, pero aun así, me es fácil reconocer que no es un cine para todos.
Ahora después de la ovación en Cannes y con el estreno en salas seleccionadas de “crímenes
del futuro” nos encontramos con todos los elementos que siempre están presentes
en el cine de este autor; el llamado horror corporal -para esta cinta el guion
hace hincapié en tumores y nuevos órganos inservibles en el ser humano y como
uno de sus protagonistas los logra generar en su interior y eso lo exhibe en
performances clandestinos-, también nos presenta el hartazgo de la sociedad, la
cual ha dejado de sentir dolor y en su afán de “sentir algo” llevan las cirugías
a un nuevo nivel de intimidad y evolución, no en vano el personaje de la
formidable Kristen Stewart dice “la cirugía es el nuevo sexo”, una frase que seguramente
se convertirá en un clásico como en los 80´s fue “la nueva carne” (frase icónica
de videodrome), pero sobre todo, Cronenberg apuesta por una fuerte crítica
a la cultura pop actual que de inmediato me hizo pensar en el ensayo filosófico
de Guy Debord “la sociedad del espectáculo”, ya que ambos apuestan que
todo lo que alguna vez vivimos lo hemos convertido en representaciones, donde
importa más el parecer que el ser o tener y como la relación
social -y sexual- es mediada por las imágenes; así pues tendremos a un bailarín
que se ha injertado decenas de orejas a fin de lograr captar la atención y aun así,
los espectadores llenos de nihilismo no ven esto mas que como una mala danza que
no lleva a ningún lado.
No quiero contar muchos detalles
de la trama, pero en general estaremos ante un futuro distopico en donde la
raza humana ha evolucionado hasta el grado de ser capaces de digerir plástico pues
“ha llegado el momento de comernos nuestros propios desperdicios” frase que
rompe la metáfora para instalarse en la literalidad con consecuencias que nos
llevan a pensar en el tan sonado pizzagate, encaminándonos así al clímax de la
cinta a través de la autopsia mas incomoda vista en el cine, y no por la operación
como tal, sino por el subtexto tan evidente que cuando vean sabrán de lo que
hablo.
Las actuaciones del trio protagónico
son formidables, pero eso no es ninguna sorpresa pues estamos frente al 3 veces
nominado al Oscar Viggo Mortensen como el artesano de órganos y tumores, y la
ganadoras del Cesar, Léa Seydoux como la compañera de performance de Viggo y
Kristen Stewart como una burócrata con intenciones de acelerar la evolución de
la raza humana a fin de obtener placer y goce sexual.
Otro punto para rescatar es el increíble
score del formidable Howard Shore, el mismo que ha musicalizado todas las cintas
de Cronenberg, así como las 2 trilogías de “el Señor de los anillos” y “el
hobbit” y claro, “el silencio de los inocentes”, y para esta ocasión
a apostado por beats y sintetizadores que dan la impresión de transportarnos a
un futuro punk y desolador.
Sin embargo, aun con todos estos
elementos, debo reconocer que no estamos frente a lo mejor del director y aun así,
si nos encontramos frente a una de las cintas mas radicales del año y
posiblemente la más transgresora, dando así Cronenberg, una catedra de dirección
a los 80 años, demostrando que justo cuando las películas se han convertido en
algo prácticamente desechable, el viene a abrir nuevos caminos y creando géneros
donde la comedia negra, el thriller y lo gore pueden comulgar en armonía mientras
escenas sexuales dejan de ser lo mas escandaloso pues las cuestiones filosóficas
y existenciales que presenta son la verdadera razón para nombrarle como algo
disruptivo.
Si usted conoce el trabajo de Cronenberg,
sentirá ciertas familiaridades con “eXitenZ”, “Videodrome” y
sobre todo “crash”, especialmente en lo que respecta al uso del cuerpo
como instrumento de goce, tema que bien serviría para un ensayo en alguna clase
de psicoanálisis, pues el director siempre ha estado más cerca de la filosofía y
el análisis que de Hollywood.
Kone Arrevillaga
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