SIN TIEMPO PARA MORIR

 



Después de 15 años y 5 películas, el legado de Daniel Craig como el agente secreto más famoso ha llegado a su final y para este desenlace Cary Joji Fukunaga a dirigido una cinta de casi 3 horas de duración en donde ha puesto todos los elementos típicos de Bond; una exuberante y fatal chica Bond (en este caso Ana De Armas), gadgets y artefactos que en cualquier otro caso resultarían irrisorios pero que con 007 funcionan -como un Aston Martin con proyectiles integrados-, villanos con cicatrices y un ego tan grande que necesitan tener su propia isla, persecuciones y explosiones majestuosas por medio planeta; desde Italia a Cuba, de Londres a Noruega, la importancia que Bond le da a detenerse a prepararse un buen trago aun cuando el mundo esté por colapsar. Todo eso, sumado a la virilidad y heteronormatividad de James Bond se mezcla cual Martini en esta última entrega en donde lo primero que pienso es si realmente el agente tiene cabida en estos “nuevos tiempos”.


La premisa es la de siempre, un gran enemigo está amenazando la paz mundial, esta vez un ser más malvado que todo “spectre”, lleno de venganza y con un arma bioquímica que puede afectar a la población mundial (ok, tal vez no era el mejor momento de hablar de este tipo de armas, pero, por otro lado, la realidad siempre supera la ficción) por lo que tanto el servicio secreto, MI6 y la CIA tratan de sacar a Bond de su semirretiro para enfrentar una última misión. Hasta ahí nada nuevo bajo el sol.

Pero algo que si me llamó la atención fue la fotografía del ganador del Oscar Linus Sandgren (si, el mismo de Lalaland); la primera parte de la cinta es luminoza, llena de un sol italiano radiante, luego gran parte transcurre con ocasos, colores ocres y puestas de sol, haciendo evidente el momento que atraviesa la franquicia. Pues si bien, 007 ha sido una parte medular para que MGM se mantenga a flote, la verdad no sé qué pasará con el personaje. ¿Sera verdad que el 007 es solo un número y cualquiera la puede portar? ¿resultará más factible crear una cinta de los orígenes de Bond? ¿MGM apostará a lo políticamente correcto y Lashana cargará el peso de servir a la reina como una nueva agente? Todo ello se responde con los planos y tomas de Linus Sandgren, haciéndonos ver como los colores tienen más peso del que uno cree.


Podemos hablar mucho sobre los estereotipos que se afianzaron con este personaje, sin embargo, para este film Bond muestra su lado mas vulnerable, demostrando que un agente secreto no solo caza villanos y mujeres fatales, sino que también esa capaz de enamorarse, hablar de sus sentimientos y hasta hacer sus típicos malos chistes con tal de poner al descubierto que también es capaz de reír (el humor esta ocasión es llevado a un nuevo nivel gracias a que una de las guionistas fue la maravillosamente talentosa Phoebe Waller-Bridge). En general Bond ha crecido y ha dejado de lado las cualidades que en su inicio lo convirtieron en el etíope de la masculinidad pero que hoy día podrían llevarle a la veta. Por otro lado, a lo largo de la cinta vemos que mas de un colega le hace ver que ya está viejo, que “el mundo ha cambiado”, que “debe retirarse”, y si bien, el comandante Bond tiene más de 50 años, la verdad es que se nota más diestro que incluso la nueva agente doble cero (la poco angelada Lashana Lynch), por lo que aún tengo dudas si en realidad debería jubilarse o solamente es una presión de las nuevas generaciones por ver a Bond colgar su smoking finalmente.

Si bien hay algunas fallas y huecos en el guion, escenas que resultan innecesarias y otras que requieren más explicación de la que dan, en general la película cumple bastante para hacer un final memorable y honorable a uno de los Bond más carismáticos, menos euros centrista y más taquillero de la historia de la franquicia, y aunque "Casino Royale" -la primer cinta de Daniel Craig en el personaje- será por mucho la mejor, solo nos queda darle las gracias a un 007 que lejos de perder su esencia, se retira con dignidad y deja un legado que seguramente perdurará cada que mezclemos un buen Martini.

Como bonus tenemos que hablar de lo soporífera que me ha resultado la cancioncilla de Billie Ellish, misma que es lo más olvidable de la cinta, quedando muy por debajo de Sam Smith, Adele y hasta Madonna.


Kone Arrevillaga 



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