DOLOR Y GLORIA.


Una cosa es segura al hablar de Pedro Almodóvar, independientemente si les gusta o no su cine, hay que reconocer que es un hombre que logró convertir su apellido en un nuevo género cinematográfico totalmente separado del resto, y eso, creo yo, es motivo suficiente para correr a la sala de cine cada vez que Pedro presenta un nuevo filme.

El año pasado dos de las historias que más me atraparon fueron "ROMA" y "Cold War", mismas que hablaban de la vida de sus directores, una desde un ficticio punto de vista de la nana y la otra de la historia shakespeareana que vivieron los padres del director. Y en este año, nuevamente me he estremecido frente a una historia personal, la más reciente creación del manchego más famoso, “Dolor y Gloria”, la película más íntima y más edípica de Pedro Almodóvar hasta el momento, una cinta que reafirma lo que nos decía Freud en “recordar, repetir y reelaborar”; el pasado siempre vuelve… y en este caso su propio pasado le ha servido al director, escritor y productor como una referencia medular (literalmente medular) que le ha permitido re elaborar su destino, ha usado su infancia y sus amores para contar una increíble historia introspectiva y atemporal. Se ha valido de sus vivencias para salir del estancamiento que tuvo con la soporífera "Julieta", para ofrecernos una semiautobiografia, claro está, que con toques de ficción, humor negro, auto referencias a su cine y un poco de realismo mágico, mezcla que solo le pudo haber funcionado a él mismo.

En “Dolor y Gloria” no tenemos chicas Almodovar, violadores, trans ni demás personajes ruidosos y estridentes a los que estamos acostumbrados en sus películas, en cambio tenemos a Salvador Mallo, (Antonio Banderas, quien brinda una de sus mejores actuaciones y por la que resultó el ganador a Mejor Actor en el festival de Cannes 2019) un cineasta que gozó de gran éxito en los 80´s y que hoy día se encuentra asfixiado de sí mismo y de los demás, lo que ha generado una serie de enfermedades, dolencias y borradores incapaces de completar y es justamente la desorientación por la que atraviesa la que lo lleva a buscar a Alberto, su ex actor fetiche con quien estaba peleado desde el estreno de su filme más exitoso, curiosamente llamado "Deseo" (una más que clara referencia al distanciamiento que Almodóvar tuvo con la actriz Carmen Maura), todo ello mientras nos cuenta la historia de un Edipo que si bien no deseaba en lo sexual a su madre, siempre deseó ser un buen hijo, contándonos claro, toda una travesía digna de un culebrón, y por si fuera poco, veremos reaparecer a un amor de juventud de Salvador, Federico, quien le permite hacer un ajuste de cuentas al mejor estilo Almodovariano y gracias a esos dos deseos -uno frente a la madre y otro frente a un hombre- es que Salvador logra recuperar la gloria.



 

La cinta es una verdadera joya; un guión increíblemente bien contado lleno de saltos temporales magistralmente llevados, de una infancia llena de carencias, pero saturada de sueños y colores, curas represores que no le dejan escuchar a "The Beatles", despertares eróticos y sexuales, una imprescindible y al mismo tiempo asfixiante imagen materna (Penélope Cruz primero, y Julieta Serrano después) para llegar a una actualidad llena de reconocimientos y fama, pero al mismo tiempo con más asuntos por resolver, mismos que se entretejen con un puñado de sus películas (sí amigos, Marvel no es el único universo donde todas las historias se conectan, un día les contaré como todo el mundo Almodovariano existe en una sola línea de tiempo) y ademas de ello, un elenco de ensueño que converge con una precisión suiza, demostrándonos que cuando tienes casi 70 años y ya lograste pasar a la inmortalidad cinematográfica a nivel mundial, sólo queda una cosa por hacer, mirar hacia atrás -y tal como Freud nos enseñó hace más de cien años-, reafirmar que los aprendizajes de nuestros primeros años de vida nos determinan para siempre, que los amores por muy truncos no dejan de ser amores, y que nada, ni los logros profesionales más formidables, nos harán sentir seguros si aún tenemos temas que resolver...




De verdad se los digo, no hace falta ser fanático de Pedro Almodóvar y de su cine estridente para caer rendidos ante "Dolor y Gloria", una película tremendamente solemne y honesta, tan bien lograda que nos demuestra que lo mejor que se puede hacer cuando ya no se sabe qué hacer, es mirar al futuro de frente y aceptarlo tal cual, a sabiendas que más tardaremos en aceptarlo que en convertir ese incierto futuro en un pasado que añorar, ¿la cereza del pastel? Un final de película literal y metafóricamente, que les llevará más allá del dolor, el deseo y la gloria.

En definitiva, la mejor película en lo que va del año y a mi gusto, la segunda mejor del director, superada sólo por "Volver", su mejor y más exquisita obra.

¡Espero sus comentarios!

Kone Arrevillaga



Comentarios

  1. Si cada uno de los instantes de nuestra vida se va a repetir infinitas veces, estamos clavados a la eternidad, como Jesucristo a la cruz.
    La imagen es terrible. En el mundo del etereno retorno descansa sobre cada gesto el peso de una insoportable responsabilidad.
    Es el motivo por el cual Nietzsche llamó a la idea del eterno retorno, la carga más pesada( das shwertse gewicht).
    Saludos Kone Arrevillaga

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    Respuestas
    1. No creo que el retorno sea tan catastrófico, la idea justo es "recordar, repetir y re elaborar" justo a sabiendas que el repetir no necesariamente significa hacerlo igual, sino que es una nueva oportunidad para reescribirnos. Saludos!

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