ALADDIN
Siempre es difícil hacer reseñas de los remakes o “live action” de Disney sin compararlos inmediatamente con sus antecesoras animadas. Y creo que más de uno opinará igual que yo, al decir que -por lo menos hasta ahora-, ninguna de las nuevas versiones ha superado a su versión animada. Pues ciertamente Aladdin no es la excepción.
Las intenciones del casi siempre carismático Guy Ritchie son buenas y cuando me enteré que él dirigiría ésta película pensé: “quién mejor para contar la historia de una rata callejera a quien las cosas le terminan saliendo bien”; no había mejor opción, era él o Danny Boyle. Sin embargo, aun con su experiencia en este tipo de historias, pasar por la tijera de Disney no iba a ser tan sencillo y al final, Richie se ha quedado a medias. Pero la culpa no ha sido suya, ya que en lo que respecta a su dirección, ha salido bien librado, si conocen su filmografía saben que habrá persecuciones y mucho movimiento de cámaras en las secuencias de acción, lo que la hace entretenida, al menos en comparación con las terribles “Alicias” o la soporífera “Dumbo”, todas de Tim Burton.
Ahora pues, vayamos a los puntos que le dan a Aladdin el calificativo de “la mejor live action hasta ahora”:
Lo primero es la historia, esa la conocen todos los que vieron el film de 1992, sin embargo, se han modificado algunos giros de tuerca para hacerla funcionar en éste siglo. Claro que no les diré cuáles, ya que sería spoilear casi un tercio de la misma. Lo que sí les puedo contar es que los animales principales permanecen, Rajah (el tigre de Jasmine), Abu (el mono/compañero de Aladdín) y Iago (el loro de Jafar) siguen vigentes, pero desafortunadamente no son tan encantadores como los que vimos en caricatura. Debo decir que el CGI es increíble, no sólo con los animales, sino también con la alfombra y con el mismo genio, sin embargo, Disney se ha esforzado tanto en generar tal animación y tecnología, que al final del día se nota el presupuesto destinado a las pantallas verdes, pero -a mi parecer- hay algo que nunca se podrá volver a crear; la magia que sentimos cuando vimos alzarse por primera vez la cueva de las maravillas, por más increíble que luzca Rajah, no sentimos tristeza cuando Jasmine le explica que debe de huir de palacio, puede que Abu se vea casi real, pero no transmite la ternura del primero, y ya ni hablar de Iago, todos extrañaran su maldad y el odio con el que le dice al sultán “¡cómete otra galletita!”. Así que puede que el CGI sea un gran avance del siglo, pero la fluidez y naturalidad con la que fueron dibujados ha desaparecido y en su lugar han quedado personajes forzados y poco encantadores.
Luego tenemos al elenco de carne y hueso, un elenco que desde un inicio generó opiniones divididas, por un lado Mena Masud puede que le dé “un aire” a Aladdín, pero su personaje es más bien torpe y tímido, cuando todos sabemos que “Al” era la rata callejera con más carisma de toda Agrabah, a diferencia de Jasmine, quien tiene más atractivo que el propio protagonista y dicho sea de paso, un giro bastante interesante en lo que respecta a sus intereses culturales y ambiciones políticas -con todo y canción de empoderamiento bastante forzada incluida-, aún así, la “belleza” de Naomi Scott resulta insulsa, digamos que es “una morena linda” y nada más, no verán los grandes y felinos ojos del dibujo original, ni su nariz prominente, en su lugar verán una chica “ordinaria” diría Joaquín Sabina.
Los que me conocen saben lo que opino de Will Smith; a mí parecer uno de los peores actores de su generación, siempre enérgico y exagerado. Pues bien, me ha sorprendido, ya que dejó de lado lo icónico del genio para ponerle un toque muy “el príncipe del rap” y le ha funcionado, convirtiéndose en el gran acierto de la película.
¿Lo peor? el Jafar de Marwan Kenzari, es realmente toda una decepción. El Jafar de 1992 tenía una verdadera maldad y oscuridad en él, pero Kenzari lo intercambia por una sed de poder mal definida que nunca emociona en lo más mínimo.
En general la película marcha ligeramente bien, pero lejos está de marcar a toda una generación como lo hizo su antecesora, hay efectos de calidad en casi toda la producción (excepto en el diseño de Agrabah, que parece reciclado de “Los Picapiedra”), las canciones funcionan más por la nostalgia que por la historia en sí. Vaya, que a mi parecer Disney nos ha dejado muy claro que en esta época invertirá en tecnología, pero nada más…así que cuando les digan "es el mejor live action que he visto" solo respiren, hagan un rápido repaso y pregúntense ¿alguno ha sido bueno?
Como siempre espero sus opiniones y comentarios!
Kone Arrevillaga C.
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