TIEMPO COMPARTIDO.
Pues bueno, luego de su triunfo al
mejor guion en Sundance, el viernes
por fin se estrenó a nivel Nacional “Tiempo
compartido”, la nueva película que protagoniza Luis Gerardo Méndez. Fue
tanta la promoción, que en cuanto supe que estaría en salas comerciales, corrí
a verla. Tenía nociones sobre de qué iba, y quise ir porque esto de “los
tiempos compartidos”, ha sido un engaño en el que creo que todos hemos caído
presos alguna vez.
En mi experiencia, recuerdo que
después de que mi papá murió, llevé unos días a mi mamá al Intercontinental de
Ixtapa, puesto que era la playa en donde pasábamos las vacaciones familiares
cuando era niño. Fue justo ahí, en Ixtapa, playa que de pequeño fue como mi
paraíso, donde tuve esta horrible experiencia del “desayuno de cortesía”. Recuerdo
que luego de hacer el check-in en recepción, se nos acercó una empleada del
hotel y nos contó que a cambio de asistir a “un desayuno”, el hotel nos
regalaría un par de masajes en el spa, y yo que estaba en mis 3 minutos de aletargamiento
post-aeropuerto, accedí. Obviamente el desayuno se convirtió en una plática interminable
donde nos ofrecían comprar un tiempo compartido en las “maravillosas villas del
hotel”, mismo que podríamos usar 2 veces al año por una cantidad absurda de
dinero. El problema no fue decir que no, sino que esa charla se extendió por más
de dos horas y pasó de un desayuno, a una presión tremenda para dejarnos ir, ya
que por más negativas e incluso molestia de nuestra parte, la vendedora cada
vez bajaba más el precio y al mismo tiempo nos ofrecía mayores beneficios. Hasta
llegué a pensar por un momento que no era tan mala idea, pero la presión y las
tácticas que usan lo convierten en un verdadero suplicio. Al final tuvimos que
levantarnos de malas y con negativas rotundas para poder zafarnos de ahí. Era
tanta mi frustración que ya ni siquiera utilizamos los masajes del spa. Pero lo
que realmente me frustró, fue que yo quería que mi mamá pasara un buen fin de
semana luego de la muerte de mi papá, y en lugar de eso obtuvo medio día de
agobios. Así que cuando leí la primera sinopsis de la película, recordé ese
viaje y el cómo muchas familias han pasado por lo mismo, y fue esa mi
motivación para correr al cine este domingo.
La verdad es que la película
cuenta varias cosas de una manera muy peculiar; esa frustración que yo sentí por
querer que mi mamá tuviera un fin de semana perfecto, es la misma frustración
que el personaje de Luis Gerardo tiene cuando llega a una villa de un hotel de
lujo, en una playa paradisiaca (que por cierto es el Princess de Acapulco) y
resulta que han sobrevendido la ocupación del hotel. Ese es el momento clave de
la película, y creo que con eso todos nos hemos identificado alguna vez: querer
unas vacaciones tan perfectas, que dejamos de divertirnos por tratar de
controlar todo, y terminamos más cansados o estresados de las mismas vacaciones;
fruto de la idea que nos han vendido de “las vacaciones soñadas”, spot que han usado las grandes empresas hoteleras para vender esa farsa de "vacaciones compartidas". Ese sentir se
retrata a la perfección en “Tiempo
compartido”, ese enojo, rabia y frustración impregnan toda la sala de cine,
sin embargo, la película pasa por muchos altibajos en los que no sabes si es
una comedia de humor negro, un thriller psicológico surrealista o un drama lleno de
personajes neuróticos. Creo que tenían tantas historias y sub-historias que
querían contar, que al final se ha revuelto todo. Habla de venganzas, duelos,
crisis de ansiedad, accidentes de piernas, quiebres psicológicos, pero al final
no se explica ni el origen ni el final de ningún tema. No sabes si se logró la
venganza, si hubo infidelidades… ¡no sabes nada!
Hay personajes con ganas de
obtener algo, pero no entiendes para qué. Tampoco pasa como en estas películas
donde no se resuelve mucho pero sales satisfecho. Pienso en historias como “Adaptation” (Spike Jonze, 2002) o “Thank you for smoking” (Jason Reitman,
2005) que también hablan de grandes transnacionales que dañan de alguna
forma a la sociedad (en una los grandes estudios aferrados a guiones basura y
en otra las tabacaleras) pero la manera de resolver el guion es sumamente
diferente. “Tiempo compartido” tiene
cosas realmente rescatables y novedosas dentro del cine nacional, como su banda sonora, que es
atormentante y te lleva a un nivel de desesperación increíble, o los colores
pastel que te mantienen desconcertado por ver cómo alguien está pasándola mal, mientras
que el entorno es color chicle. Sin embargo, me quedo con la sensación de que
no termina de cuajar; es amarga, ácida y en momentos divertida. Las actuaciones
valen mucho la pena, pero algo pasa que al final salí con un sabor de boca
agridulce. Sabes que es un paraíso, pero nunca ves más allá del interior del
hotel, no ves playa ni planos abiertos, al contrario, en todo momento te
sientes asfixiado y apretado, cosa que seguramente era la idea, y sí, funciona
en lo visual, pero en lo emocional incomoda mucho, pero tampoco es una
incomodidad que lleve a reflexionar como en “Dancer
in the dark” (Lars von Trier, 2000) o en “Mother!” (Darren Aronofsky, 2017), al
contrario, solo sientes un mal sabor de boca, sobre todo en la recta final. Y
al momento de los créditos vi las caras de los espectadores y no distinguí una
sola persona que saliera contenta/satisfecha del cine.
Tal vez es una manera de contar
historias que no esperábamos en una producción mexicana, o tal vez todos creían
que por el tipo de reparto sería una comedia, negra, pero comedia. Pero creo
que esta combinación de sátira, drama, comedia y suspenso no ha funcionado del
todo. ¡Pero vaya! Con todo eso, se agradece que sea una historia nueva y jovial, que si
bien tiene muchos hilos y tramas que no llegan a nada, puede ser un
parteaguas para la forma de hacer cine en México, tal vez a partir de aquí se empiecen
a contar historias más ácidas tipo “Fargo”
(Joel Coen, 1996) o se haga un cine sombrío, inquietante y controversial
estilo Michael Haneke, pero por ahora, yo he salido de la sala de cine justo
cómo salí de ese salón del Intercontinental de Ixtapa; incómodo, sin saber cómo
dejé que pasara tanto tiempo, desconcertado, frustrado y con ganas de no querer
saber nada de nadie por un rato… y creo que ese sentimiento no debería ser
generado ni por unas vacaciones ni por una película… así que bueno, tal como la
compra de un tiempo compartido, mi recomendación es que la vean, bajo su propio
riesgo.
Por cierto… ¿Qué onda con
Cinépolis y sus 15 minutos de comerciales y sólo 3 minutos de avances? ¿Lo han
notado?, antes pasaban un par de comerciales y adelantos de por lo menos 4 películas,
ahora sólo pasar un tráiler y todo lo demás son comerciales y anuncios, ojalá
hagan algo al respecto.
¡¡Espero sus comentarios!!
Me gusta mucho la referencia, Kone, y la vinculación a un caso personal como punto de partida para la reflexión alrededor del filme. Es mucho más auténtico y confiable que cualquier crítico amargado y frustrado del cine en México.
ResponderBorrarMe sucede que lo único que me sorprende del cine (en general) es su narratividad, la forma como está contada una película. Los temas son los mismos, el asunto es contar la misma historia de una manera diferente. Por eso me gusta "Tiempo Compartido". Yo fui parte del comité y tal vez de las primeras personas que leyó el guión inicial al ser parte del Estímulo Fiscal (recursos estatales con los que se financió la producción de la película) y realmente defendí mucho la historia porque siempre consideré que la contaban de una manera muy distinta. No vale la pena mencionar esa parte (para que los amigos que no la han visto se puedan sorprender) pero realmente lo mejor y más novedoso de la película es el manejo del tiempo... de ahí su nombre. El "tiempo compartido" como concepto turístico al que hace referencia el título y tema de la película no tiene nada qué ver con el MANEJO DEL TIEMPO CINEMATOGRÁFICO que presenta de manera muy hábil Sebastián Hoffman su director..
Muchas gracias por una crítica inteligente y emotiva. Saludos.